Si hay algo que mueve a Chile, además del café de la mañana y las empanadas del fin de semana, es la construcción. Este país no para de crecer: edificios que tocan el cielo en Santiago, carreteras que serpentean por el desierto de Atacama y proyectos mineros que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Detrás de todo esto están las empresas constructoras, esos gigantes que levantan el esqueleto de nuestra economía con cemento, acero y una buena dosis de ingenio. Pero, ¿quiénes son los pesos pesados de este rubro? Hoy vamos a meternos en el barro –o más bien en el concreto– para descubrir cuáles son las empresas constructoras más grandes de Chile en 2025, basándonos en datos reales, experiencia y un análisis que no se queda solo en la superficie.
Con más de 20 años escribiendo sobre negocios y actualidad, he visto cómo este sector ha evolucionado. No se trata solo de quién tiene más grúas en el horizonte, sino de quiénes generan ingresos, ejecutan proyectos de impacto y se mantienen a flote en un mercado que a veces parece una montaña rusa. Así que ponte el casco, que vamos a recorrer este terreno con autoridad, pero sin tecnicismos que te hagan bostezar.
Las reglas del juego: ¿Qué hace grande a una constructora?
Antes de sacar la lista del bolsillo, dejemos claro qué significa ser «grande» en este mundo. No es solo cuestión de cuántos edificios levantan o cuántos trabajadores tienen en planilla. El tamaño de una constructora se mide por sus ingresos anuales, la cantidad de contratos que tiene en cartera –lo que en la jerga llaman backlog–, su presencia internacional y su capacidad para meterse en proyectos que realmente cambien la vida de las personas. En Chile, según la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), este sector aporta cerca del 7% al PIB nacional, así que estamos hablando de jugadores que no solo construyen paredes, sino que sostienen buena parte de la economía.
El 2025 no ha sido un año fácil. La incertidumbre económica global y los vaivenes locales –como las tasas de interés que suben y bajan como el ánimo en lunes por la mañana– han puesto a prueba a estas empresas. Las que lideran el ranking no solo sobreviven; prosperan porque saben adaptarse, innovar y, sobre todo, ejecutar. Vamos a conocerlas.
Sigdo Koppers: El titán que no suelta la corona
Si hay un nombre que resuena como martillo neumático en la construcción chilena, ese es Sigdo Koppers. Esta empresa, con sede en Santiago, lleva años siendo la reina del baile. En 2022, según el ranking de Construcción Latinoamericana, reportó ingresos cercanos a los 4 mil millones de dólares, y todo apunta a que en 2025 sigue en la cima. ¿Qué los hace tan grandes? No se limitan a construir casas o edificios de oficinas; su fuerte está en proyectos industriales y mineros, como los que vemos en el norte del país, donde el cobre manda.
Sigdo Koppers tiene un pie en Chile y otro en el extranjero, con operaciones en Perú, Brasil y más allá. Su filial SK Ingeniería y Construcción ha estado detrás de obras monstruosas, como plantas de procesamiento para la minería. Hablando con un ingeniero que trabajó con ellos en Antofagasta, me dijo: “Son como una máquina bien aceitada; no hay proyecto que se les escape”. Eso sí, no todo es color de rosa. Algunos critican que su enfoque industrial los aleja de las necesidades más cotidianas, como la vivienda social. Pero en términos de escala y músculo financiero, nadie les tose.
SalfaCorp: El rey de la versatilidad
Bajemos un poco el volumen y hablemos de SalfaCorp, otra bestia del rubro con base en Santiago. Esta empresa es como el compañero de equipo que siempre está listo para cualquier jugada. En 2023, sus utilidades alcanzaron los 42.870 millones de pesos, según su memoria anual en Diario Financiero, y en 2025 sigue siendo un referente. Lo que hace especial a SalfaCorp es su capacidad para meterse en todo: desde minería subterránea hasta edificios residenciales y obras de infraestructura pública.
Un ejemplo que me encanta mencionar es su trabajo en el Metro de Santiago. Esos túneles no se cavan solos, y SalfaCorp ha demostrado que tiene las herramientas –literalmente– para hacerlos realidad. Su backlog en 2012 ya superaba los 1.620 millones de dólares, y aunque los números exactos de 2025 no están públicos aún, su historial sugiere que siguen con una cartera robusta. “Somos una empresa que no le teme a los desafíos”, dijo alguna vez Jorge Meruane, su gerente general. Y se nota.
Besalco: El veterano que no se rinde
Con más de 70 años en el juego, Besalco es como ese tío que siempre tiene una historia épica que contar. Fundada en 1944, esta constructora chilena ha pasado por crisis, booms económicos y todo lo que te puedas imaginar. En 2022, sus ingresos rondaban los 650 millones de dólares, según el ranking CLA50, y en 2025 sigue siendo un nombre pesado. Su especialidad son las obras civiles: carreteras, puentes y proyectos de energía que conectan el país de norte a sur.
Un caso que vale la pena destacar es su rol en la construcción de la Ruta 5, esa arteria vital que cruza Chile como una columna vertebral. Besalco no solo construye; también opera maquinaria pesada y tiene una pata en el negocio inmobiliario. Algunos dicen que su tamaño no impresiona tanto como el de Sigdo Koppers, pero su consistencia es de acero. “Besalco es como el vino: mejora con el tiempo”, me comentó un colega del sector en una conversación reciente.
Echeverría Izquierdo: El especialista en altura
Si vives en Santiago y miras hacia arriba, lo más probable es que estés viendo algo que construyó Echeverría Izquierdo. Esta empresa es un monstruo en el mundo de los edificios residenciales y comerciales. En 2022, reportaron ingresos por 621 millones de dólares, según Construcción Latinoamericana, y aunque cayó del Top 10 regional ese año, en Chile sigue siendo un titán. Su fuerte está en la edificación de torres que desafían la gravedad, como el Costanera Center.
Lo que me gusta de Echeverría Izquierdo es cómo combinan experiencia con innovación. Han adoptado técnicas de construcción industrializada que aceleran los tiempos sin sacrificar calidad. Un arquitecto que colaboró con ellos me dijo: “Son detallistas hasta el cansancio, pero eso es lo que los hace sobresalir”. Su enfoque está más en las ciudades grandes, lo que a veces los deja fuera de proyectos rurales, pero en su nicho, son imbatibles.
Grupo Flesan: El nuevo contendiente que pisa fuerte
No todo son veteranos en esta lista. Grupo Flesan, con poco más de 40 años de historia, ha escalado como cohete en los últimos tiempos. En 2023, se colaron en el puesto 24 del ranking CLA50 con ingresos que superaron los 500 millones de dólares, y en 2025 están dando de qué hablar. Su secreto está en la diversificación: construcción, minería, demolición y hasta servicios ambientales. Operan en Chile y Perú, lo que les da un alcance que muchos envidian.
Un proyecto que me llamó la atención fue su trabajo en el mejoramiento de la Ruta Austral, enfrentando el clima extremo de la Patagonia. “Somos un equipo que no se achica”, dijo María Eugenia Ubilla, gerenta de Medio Ambiente de Flesan, en un webinar de Construye2025. Su crecimiento es una señal de que el mercado chileno sigue abriendo espacio para nuevos jugadores.
Empresa | Ingresos aproximados (millones USD, 2022) | Especialidad principal |
---|---|---|
Sigdo Koppers | 4,000 | Minería e industria |
SalfaCorp | 937 | Construcción variada |
Besalco | 650 | Obras civiles |
Echeverría Izquierdo | 621 | Edificación |
Grupo Flesan | 500+ | Diversificación |
¿Qué las mantiene en la cima?
Ser grande no es solo cuestión de plata. Estas empresas comparten algunas características que las hacen destacar. Primero, tienen visión global. Sigdo Koppers y Grupo Flesan, por ejemplo, no se conforman con Chile; cruzan fronteras y compiten en mercados duros como el peruano. Segundo, saben leer el contexto. Cuando la minería está en auge, como ahora con el boom del litio, ajustan sus velas para aprovechar el viento. Tercero, invierten en tecnología. Desde drones para supervisar obras hasta software que optimiza recursos, estas constructoras no se quedan en el pasado.
Pero no todo es un cuento de hadas. La inflación, los costos de materiales y la “permisología” –ese monstruo burocrático que retrasa proyectos– son dolores de cabeza constantes. La CChC estima que iniciar una obra en Chile puede tomar más de un año solo en trámites. Las grandes saben navegar estas aguas turbulentas, pero no están exentas de tropiezos.
El panorama en 2025: ¿Quién sigue en la pelea?
Mirando el paisaje actual, estas cinco empresas –Sigdo Koppers, SalfaCorp, Besalco, Echeverría Izquierdo y Grupo Flesan– lideran el pelotón. Pero el sector es dinámico. La quiebra de constructoras como Claro Vicuña Valenzuela en 2022, reportada por AméricaEconomía, nos recuerda que nadie está inmune. Las grandes de hoy podrían tambalear mañana si no se adaptan a los cambios, como la creciente demanda por sostenibilidad o la presión por viviendas accesibles.
Chile sigue construyendo su futuro, y estas empresas son las que cargan los ladrillos. Cada una tiene su estilo, su fuerte y sus desafíos, pero juntas muestran que el rubro de la construcción es mucho más que cemento y varillas: es el motor que keeps this country moving.